primera habitación [Byo & JR]

-Tras llevárselo de la entrada, pidió una habitación normal, sin lujos, tampoco le interesaba eso, así pues, abrió la puerta con algo de fuerza y tiró de su collar haciendo que entrara de golpe para así poder cerrar con llave la puerta. Tiró las llaves hacia una mesita de noche situada al lado de una cama individual, a pesar de eso la anchura casi parecía de matrimonio aunque les mencionaran que no era así. Las paredes eran algo apagadas, de un tono marrón oscuro de mitad para arriba y el resto de marrón más claro, se divisaba una ventana que daba a unos rascacielos, desde luego la vista no tenía nada por lo cual despistarse. Soltó al joven castaño para así poder quitarse la chaqueta de pelo, la dejó acomodada en una silla algo vieja, casi inestable, dejó ver sus brazos ya que llevaba una camiseta de tirantes bajo la chaqueta, ahora se podía ver a la perfección su delgada figura y su ancha espalda. Tiró del borde de la camiseta del coreano para así llevarlo al borde de la cama, antes de echarlo sobre el colchón no dudó, ni un instante, en quitarle la ropa de cintura para arriba, todo, entre caricias provocativas-

-Lo siguió hasta la habitación, una vez allí observó todos sus movimientos, dejándose llevar por ellos. Su estilizada figura que quedó descubierta le gustaba, comenzó a notar un calor que no le disgustaba. El tirón que le dio de la camiseta le molestó en el cuello, pero no mostró indicios de ello, sintió cada caricia, cada gesto, cada movimiento. Conforme el rubio le iba subiendo la ropa comenzaban a aparecer marcas y cicatrices, extendidas por todo su torso y espalda, bajó la mirada para verlas y la alzó de nuevo, mirándolo ahora a él. Al sentir el ambiente algo frío de la habitación su piel no tardó en reflejarlo, estiró los brazos hacia su cuello rodeándolo para luego acariciar su cabello con las yemas de los dedos, muy lentamente, asegurándose de que lo sentía bien. Suspiró con fuerza ante las caricias, siempre mirándolo-

-Las caricias en su cabello realmente le agradaban, se sentía vulnerable ante ellas pero le daba juego a seguir tocándolo, suspiro bajándo la vista, centrándose en sus marcas, frunció levemente el ceño y deslizó sus manos por éstas, intentando transmitirle algo de afecto a pesar de que el no sabía nisiquiera lo que era. Sintió por un momento que la manera de hacer las cosas con él no era como con todos los demás, no era brusco y rápido, sentía la necesidad de explorarlo, de darle amor.. todo pensamiento de ese tipo lo intentó borrar de su mente, siguiendo con las caricias hasta deslizar las manos por el vientre llegando al borde del pantalón el cual desabrocharían y bajaría la cremallera lentamente-

-Se mantuvo atento a su ceño fruncido, a sus caricias y a lo que intentaba transmitirle con éstas. No entendía porqué quería hacerlo, alguien que acababa de conocer, incluso esa palabra era demasiado, ni siquiera sabía su nombre, eso le hizo gracia, pero como siempre, no la expresó, no porque no quisiera, sino porque simplemente no podía...Como si se hubiese olvidado de sonreír. Al ver cómo acariciaba sus marcas lo miró más fijamente y murmuró- Vengo con sorpresa -Pensó que tal vez su acompañante lo veía como algo más que un chico de dieciocho años. No, imposible, él no sabía nada. Un suspiro se escapó de entre sus labios a medida que deslizaba las palmas de las manos por su pecho, el vello de los brazos se le erizó al sentir el cambio de temperatura, se estremeció al notar cómo le bajaba la cremallera, tan lentamente...-

¿una mala infancia..? -su manía de no controlar lo que dice en los momentos menos inoportunos sale a la luz con esa pregunta, todo causado por ver sus marcas en el cuerpo, sabe que la pregunta hará que se detenga pero, es tarde para tapar todo cuando ha pronunciado-

-Esa pregunta cortó el hilo de todos sus pensamientos, a pesar de eso negó con la cabeza y respondió con voz tranquila- Una mala vida -sus palabras eran a penas un murmuro, se le escapaba la debilidad con ellas, suspiró y se encogió de hombros-

-sentía la necesidad de saber de el ¿porqué?, se preguntaba a si mismo, el no iba a ser especial, el era uno más, otro al que hacerle el amor, sin la necesidad de saber sobre su vida, pero de nuevo, las palabras brotaron de sus labios antes de pensarlas con claridad- se lo que es eso... -suspira y se acerca a su oído, susurrandole- ¿como te llamas? -se preguntó mientras tanto, ¿porqué le pregunto el nombre? estaba confuso pero su cuerpo se movía por él, algo tenía ese chico-

-Giró la cabeza levemente, estaba descolocado ¿a qué venía todo eso? Esas muestras de afecto, esa...sensibilidad...y a la vez esa necesidad de que le siguiese hablando- Kim Jonghyun...-hablaba en susurros, murmuros que parecía que caían al vacío- Pero nadie me llama así en realidad...JR...-carraspeó un poco, tratando de aclararse la voz, de que no sonase tan débil. Cerró los ojos relajándose, intentando dejar de hacerse preguntas- ¿tú?

-pronunció su nombre en su mente un par de veces antes de decir el suyo- Kojima Masashito pero.. suelen llamarme Byo.. -se sintió extraño con tanto formalismo, aún no entendía que le pasaba, se habían presentado, en cierto modo, y le desagradaba, no era própio de el. Poco a poco lo fué tumbando en la cama no sin antes hacer que deslizaran por sus piernas los pantalones, a medida que lo dejaba caer, se echaba encima suyo colocándose de manera que apoyaba las manos y las rodillas en el colchón-

-Esa situación era extraña, ¿quién en un club nocturno se presentaba antes de acostarse con el otro? Tenía la cabeza hecha un auténtico lío. Su cuerpo se tensó al sentir cómo su espalda comenzaba a tocar el colchón, cálido y bastante cómodo. Flexionó las piernas un poco a medida que estiraba los brazos rodeando el contorno de su cuerpo, el tema de las caricias no era su punto fuerte y eso se veía a la legua, no estaba acostumbrado, solo acarició con verdadero amor a dos personas en su vida, y ninguna estaba allí. Desvió un poco la mirada de forma inconsciente al recordarlo-

-despejó la mente, volviendo a ser el de siempre, sin pensamientos sentimentalistas, observó que desviaba la mirada pero ahora mismo poco le importaba, se lanzó lamiendo el lobulo de su oreja, bajando por su cuello hasta toparse con el collar, lo que hizo que subiera nuevamente, su mirada buscaba la suya, sus manos, pasaron a formar un papel importante en cada una de las acciones del japonés, caricias, experto en saber que puntos del cuerpo tocar, acarició con la yema de los dedos uno de sus pezones, lentamente, rozándolo-

-Puso los ojos en blanco al sentir aquella caricia, los cerró instintivamente para después volverlos a abrir en su dirección. Un jadeo ahogado brotó de sus labios, todo volvía a estar como antes...Mejor. Ya había dejado ver suficiente, su mirada volvió a tornarse provocativa, sus labios entreabiertos dejaban escapar suspiros de placer mientras que sus manos buscaban algo a lo que aferrarse, una de ellas encontró la sábana, a la cual se agarró, y la otra el cabello del japonés que ahora, se hallaba sobre su cuerpo. Se le insinuó perfilándose los labios con la lengua, en cierto modo, sintió que era el compañero de juego perfecto-

-el juego había empezado y no iba a parar, su mente volvía a estar totalmente llena de puros pensamientos egoístas, a pesar de no entender lo que había pasado, pensó que eso, ya lo meditaría más tarde, no ahora. Lo miró por un momento, observando como su lengua perfilaba sus labios, se lanzó a por ellos, un beso lleno de lujúria, sus manos dibujaban su cuerpo, parándose en las zonas más sensibles, se entretubo bastante ahora en ambos pezones, no pretendía correr pues, un primer juego le encantaba-

-Entre el silencio de la habitación se podían escuchar las muestras de placer que el coreano emitía sin poder remediarlo, sus sentidos comenzaban a hallarse a flor de piel, sintiendo cada vez con más nitidez y precisión el recorrido que hacían las manos de su dominante. El beso lo excitó sobremanera, devolviéndoselo sin miramiento alguno, moviendo los labios bajo los suyos de forma sensual, lenta pero apasionada. Introdujo las manos bajo su camiseta, arañando de forma provocativa su pecho sin llegar a rasguñarlo. Gimió en el beso, arrastrando el sonido, dejando que saliese por su nariz ya que, su boca estaba atrapada-

-escuchar tales muestras de placer le provocaba, esa voz.. su estado, todo le proporcionaba un placer absoluto. Sentía placer con tan solo escuchar sus jadeos, eso le sorprendió pero no le prestó atención. Una de sus manos fué descendiendo topándose con el borde de la ropa interior, no correría tanto, por lo que acarició su miembro por encima de la ropa, movimientos suaves, aveces tan solo rozandolo. Se retiro de sus labios arrastrándolos por su cuello, le gustaba sentir sus manos sobre su piel-

-Su cuerpo tembló de puro placer simplemente con sentir la mano que se topó con su ropa interior, lo miró con el ceño algo fruncido. Sus gemidos salían entrecortados de entre sus labios y cuando en un momento echó la cabeza hacia atrás, su nuez se notó tremendamente destacando en su cuello , ya que tenía los rasgos muy marcados. Le excitaba escuchar su respiración, sentir sus labios en su piel, demostrándoselo, deslizó las manos hacia su vientre y lo arañó sin fuerza para después acariciar sus costados y conducir las manos hacia su espalda-

-encogió el estómago ante su arañazo y frunció el ceño, le gustaba. Reediridó la vista, parándo en su nuez tremendamente marcada e irremediablemente se lanzó en su cuello sin que cesaran las caricias sobre su ropa interior, mordió su cuello sin importarle el dolor que pudiera causarle, dejó una marca que sabía que no se iría con tan solo dos días, en cierto modo, dejó su huella en él. Se colocó mejor de manera que una de sus rodillas quedaba entre sus piernas, un nuevo juego, rozarla contra su entrepierna. Le gustaba jugar pero quería avanzar así que empezó a deslizar lentamente su ropa interior hacia abajo-

-Emitió un grito ahogado de dolor y placer que se compaginaron simultáneamente al sentir cómo mordía su cuello, la respiración se le agitó considerablemente. Cuando la rodilla del japonés rozó su entrepierna un gemido ronco salió de sus labios, conduciendo las manos a sus hombros y después deslizándolas hacia su cuello, sujetando su rostro después entre las dos manos, dejando los dedos hundidos en su cabello rubio- Byo...-gimió su nombre a medida que alzaba levemente la cadera, facilitándole que le bajase la ropa interior-

-gracias al movimiento de cadera se desprendió se su ropa interior, observó su cuerpo sin importarle cuantas marcas pudiera ver en él, le parecía perfecto, un cuerpo joven pero a la vez maduro, trabajo por el ejercicio físico pero torturado por su pasado. Escuchar su nombre hizo que sin pensarlo acariciara el interior de uno de sus muslos, ascendiendo hasta llegar a su miembro el cual sostubo entre su mano, acariciándolo de arriba a bajo, movimientos lentos nuevamente pero su mano estaba cerrada lo cual ocasionaba que los movimientos eran algo apretados a pesar de ser lentos-

-Encogió su vientre cuando rozó el interior de su muslo, el placer que le producía aquella persona de la cual acababa de saber su nombre hacía que todo su cuerpo se relajase y se tensase con una sola caricia, adoraba que fuese él quien mirase su cuerpo, sabiendo que las marcas a sus ojos eran invisibles ya que solo las había mirado una única vez. La presión y los movimientos que él ejercía sobre su miembro dejaron su mente en blanco, disfrutando de un placer que nunca había podido obtener así pues, los gemidos y jadeos se volvieron más contantes, sonoros y rasgados. Su cuerpo comenzó a temblar, a dejarse llevar por el ambiente seductor de la estancia, la cama le daba calor y comodidad, se aferraba a su cuerpo con fuerza, arqueando de vez en cuando la espalda y dejándola caer pesadamente sobre la cama-

-se excitaba por momentos, sentía que tenía que hacerlo suyo, y sabía que lo haría. Asomó la punta de la lengua, utilizándola desde el cuello, dibjándolo y pasando por su pecho, dejando un mordisco en uno de sus pezones, continuó el recorrido con la lengua, llegando a su vientre, pasando su ombligo y finalmente topándose con su miembro. Se acomodó, continuaba sosteniendolo con la mano pero los movimientos cesaron ya que ahora, la punta de la lengua se encargaría de llenarlo de placer. Lamió lentamente su miembro, abriendo cada vez un poco más la boca, dejó que la parte de abajo de sus dientes rozara éste, mientras lo iba mirando fijamente-

-Sabía cómo acabaría aquello, con tan solo pensarlo su cuerpo se volvía un amasijo de sensaciones excitantes y placenteras que lo volvían loco. Dejando la mente en blanco y concentrándose exclusivamente en ese momento. Cuando éste mordió aquella parte tan sensible de su cuerpo se estremeció dando un pequeño sobresalto a la vez que cerró los ojos con fuerza y lo agarró del cabello. Gemía sin controlarse, cogiendo aire con clara irregularidad, cuando el rubio se hallaba tan cerca de su miembro podía incluso sentir su respiración sobre este, sintiendo después, el calor de su lengua en torno a él, hecho que hizo que su cuerpo temblase y se encogiese, doblando ligeramente las rodillas, cerrando los dedos de los pies a medida que alzaba la cadera hacia su boca-

-dejó ir la mano que sujetaba su miembro para poder así introducirselo completamente en la boca, ahora los movimientos los realizaba con éste, añadiendo algo más, la lengua. A la vez que subía y bajaba por éste, la lengua pasaba por la punta de éste, apoyo ahora las manos sobre su cadera mientras no le quitaba ojo, le encantaba ver sus reacciones, ahora era débil, ahora era suyo-

-Abrió los ojos al sentir los suyos constantemente, mirándolo con el ceño algo fruncido por el placer, las manos con las que sostenía su cabeza temblaban bruscamente, al igual que su cuerpo. Sentía que le quedaba poco para llegar a aquel orgasmo que tanto ansiaba, algo le decía, que a pesar de que llegase, el juego no terminaría ahí. Cerró un ojo tratando de contenerlo sin demasiado éxito, se incorporó un poco, apoyándose en los codos y dejando caer la cabeza hacia detrás-

-frunció un poco el ceño al notar que llegaba, se retiró pero no a tiempo, pasó el dedo indice por la comisura de sus labios, limpiandose, lo miró ahora dijamente, sin destensar su ceño. Se lamió el dedo provocativamente. Se colocó de rodillas, procediendo ahora a quitarse aquella camiseta de tirantes negra, tirándola al suelo, dejando ver su cuerpo, en algo se parecía a él, marcas, las marcas que dejó su padre cuando tenía 16 años, pero no le importaban, nisiquiera le importaba que las miraran, recorrío con sus manos su propia cintura y se metió la mano bajo los pantalones, acariciandose a si mismo su miembro mientras lo miraba. Quería provocarlo-