Me había pasado casi toda la noche, de fiesta en el lugar, había bebido demasiado y la cabeza me daba vueltas. Andaba bastante descompuesto, muchos me había dicho de que vuelva a mi hogar a descansar para luego volver mejor para el próximo día, pero la noche era joven aún y la verdad es que no quería perderme la diversión.Solamente decidí salir un rato fuera a tomar aire libre. Ascendí hasta la terraza, y de paso la conocía, ya que admito que nunca antes me había tomado el tiempo necesario para conocerla. Comencé a ascender lentamente las escaleras, deteniéndome de a ratos para descansar por el tema de la cabeza, y así hasta llegar hasta la terraza.
Sin dudas fue un gran alivio el poder tomar un poco de aire fresco. Soplada una hermosa brisa, bastante fresca por cierto, pero agradable. Sentía como un peso se me libraba de encima. Caminé lento hasta llegar a la baranda, y apoyándome en esta, comencé a ver el paisaje de la ciudad. Todo parecía estar bastante calmo, ver eso daba una sensación de serenidad. Allí no se escucha prácticamente nada de la música que estaban pasando más abajo. Me incliné leve hacia adelante, recargándome sobre la baranda, disfrutando de la brisa mientras esta ondulaba suavemente mi cabello.