A mi llegada [Libre]

-El joven coreano observó la estancia de la entrada con cierto interés, sus pasos firmes se adentraron en el recinto. Vestido con una americana negra, la cual cubría una camiseta de tirantes del mismo color, unos pantalones negros también y unas deportivas altas blancas, se tocó las sienes cansado por el viaje hasta el Deux lunes. Había escuchado francamente poco del lugar, a decir verdad, casi nada, de modo que decidió acercarse. Caminando con las manos en los bolsillos escudriñaba cada rincón de la Entrada, escuchando las cadenas que colgaban de sus pantalones, haciéndole recordar antiguos pensamientos. Suspiró con fuerza y esperó pacientemente a que alguien decidiera acercarse. No pensaba en nada en concreto, no se permitía ni pensar ni recordar, a pesar de que en ocasiones que se convirtieron en un casi siempre, le resultaba imposible. Agobiado por su lucha interna, dejó ir un resoplido de entre sus labios, bajando a su vez la cabeza para mirarse los pies-

-Notaba una insistente mirada en su espalda, al darse cuenta de la presencia de aquella persona giró la cabeza con lentitud y casi con desgana, el giro no fue completo, simplemente un leve movimiento de cabeza, lo suficiente como para ver de quién se trataba, su mirada amargada y profunda caló a su acompañante. No lo conocía, pero su aspecto le llamó la atención, tan vaporoso y extravagante. No obstante, volvió la vista al frente, dando a entender que lo que sentía era mera curiosidad. Tosió colocándose el dorso de la mano sobre los labios, encogiendo los hombros a cada escapada del aire, carraspeó después y suspiró como antes lo había hecho. Suspiros..eso era lo máximo que había dicho tiempo atrás, sacudió levemente la cabeza, huyendo de esos pensamientos. También le pareció ver a un hombre, de aspecto elegante a su parecer, vestido con pantalones negros y botas del mismo color, acompañados por una camisa blanca, se detuvo mirándolo durante bastante rato, pero, finalmente y con el mismo resultado que con el anterior, desvió la vista hacia la nada-

-alza ambas cejas- no te he dado permiso para que hicieras eso, ni para que me mires con tanto descaro.. -se inclina apoyándo ambas manos, una en cada reposabrazos del sillón, no sin antes, apagar el cigarro aún sin terminar- que hace un crío como tu, en un lugar como este

Eso es algo que solo a un crío como yo le interesa...-siguió inmóvil, sin retirar la mirada de sus ojos, sumergiéndose en ellos, le gustaba esa situación-

vaya.. encima vas de enterado.. -mantiene la mirada, al hacerlo siente algo en sus ojos, a pesar de ello ignora todo cuanto puede sentir- me gustan los enterados y más sin son salidos de la cuna

-Alzó las cejas levemente y se incorporó un poco del sofá, acercándose a su rostro, ahora siendo él el que le retaba. El rostro de aquel japonés no dejaba ver demasiado, pero le gustó su mirada, en cierto modo, se parecía a la suya-

Llegaba despues de mucho tiempo al lugar. Estar en el constante trabajo como guitarrista me agotaba, por lo que decidi venir a relajarme. Llegando a la entrada y detallandola con curiosidad, vaya que tenia tiempo sin venir. Al parecer hoy habia mucha gente en este lugar. Mi sonrisa se ensancho al ver a más de uno en dicho lugar, algunos muy cerca, otros solo observando y coqueteando.

Sacando un cigarro, arregle la gorrita que adornaba mi cabello rosa para luego acomodar mi camisa. Detallandome en un espejo para quedar perfecto. Acercandome al centro del lugar. Pude reconocer a un conocido modelo que frecuentaba mucho el lugar y que no pude evitar reír al verle detallar a los demás.

- Ruki-san.. - le llame para sacarle de su trance.

-la llegada de una nueva persona lo distrae, haciendo que desvíe la mirada hacia él, lo mira fijamente a pesar de ir mirando de reojo al joven coreano, intentando que no se mueva de allí. Saluda con la cabeza al chico de cabello rosa y vuelve la vista totalmente al lugar donde la tenía anteiormente- no es necesario que te me acerques tanto enano

Me parece que de enanismo sabes mucho -mantuvo las cejas alzadas y, al igual que había hecho el rubio, desvió la mirada hacia el chico de cabello rosa, sin saludar, volvió la vista hacia el que tenía más cerca-

suelo tirarme a un promedio de... bah, ya ni recuerdo a cuántos como tu me he debido tirar, así que.. lo llevo controlado, tu que rondas.. ¿los 20? -continúa inclinado apoyando las manos en los reposabrazos-

Uno a uno observe como iban llegando más personas. La joven que me atendió simplemente me pidió que esperara, por lo que me quede a lo lejos. No podia evitar reir al ver las acciones de los otros. Cada uno con un estilo diferente. Seguí entretenido hasta que escuche una voz llamarme, volteando enseguida.

Un joven de cabellos rosafue el que lo hizo. Sonreí al reconocerle de inmediato- Tenia tiempo sin verte Satoshi - reí para dirigirme hacia él, saludandole mientras no perdía de vista a los demás. Me entretenía verles.

Los 18 -su respuesta fue tajante, fría y seca, al responder alzó levemente el mentón-

-su tipo de respuesta, aí como la tonalidad, le gustaron, parecía ser interesante por lo que no se alejaría por el momento. Percibe a otra persona más, lo mira atentamente pero reedirige la vista hacia chico- más pequeño de lo que podría imaginar, recuerda, a las 10 en casa, a dormir, como los buenos niños -utilizando un tono burlesco en sus palabras lo observa con aire de superioridad-

Vi como un de los chicos me saludaba, por lo que regrese el gesto con una gustosa sonrisa. Habia...creo que era un koreano, este simplemente me miro y siguio con su tema que en realidad no entendia con el joven que me habia saludado. Ruki ya habia notado mi presencia, acercandose y haciendome reír

-lo mismo digo de ti nee...- al tenerle al lado revolvi levemente sus cabellos para luego llevar mi mano a su collar, jalandole levemente. -sigues en tus andanza - Reí ante mi comentario y me sente en uno de los sofas cercanos, cruzando mis piernas, esperando que se sentara a mi lado, para seguir viendo la escena de los otros.

-El tono burlesco le hizo gracia, pero no sonrió, su mirada no cambió y su cuerpo no se movió. A pesar de todo, su ceño seguía fruncido, por fin, cogió algo de aire y respondió, repitiendo una pequeña frase que había dicho el japonés- A dormir